Volvimos a madrugar. No tanto como el día anterior, pero nos levantamos a las 7:15 pues teníamos previsto desayunar temprano ya que nos esperaba Sierra Nevada.
El día 29 era día de huelga general, por eso no pudimos hacer las actividades previstas en Sierra Nevada como hacer tortas de azúcar o pan… sin embargo, para compensar nos dejaron todo el día con actividades lúdicas:
Patinaje, el trineo ruso (Alba estaba loca por montar ahí) y las actividades de pista que consistían en deslizarse por una pista de nieve con un rosco gigante de goma o con unas bicicletas en las que las ruedas se habían cambiado por esquíes. Unas eran con sillín, otras sin él y otras sin manillar. Todas ellas pensadas para aprender a esquiar. La diversión y las agujetas estuvieron aseguradas. Y la descarga de adrenalina.
Hicimos un alto en el camino para comer unos riquísimos bocadillos de queso (¿verdad Cinthya?) y continuamos con la diversión por la tarde.
Y aunque hay más vídeos, sólo he podido subir éste de Antonio en las bicis con skies
Pincha en la imagen y lo verás |
De vuelta al hotel y después de una ducha relajante, nos acercamos al centro para ver la Catedral de Granada, la plaza Bib-Rambla, la Alcaicería, la Plaza Nueva o el Paseo del Darro. En la Alcaicería disfrutamos con las compras a nuestras familias en un auténtico zoco árabe.
Tras una cena deliciosa (sopa de fideos y pollo al horno), escribimos nuestras vivencias del segundo día de viaje y volvimos a escuchar las leyendas de los Abencerrajes o de la casa de la Hornacina con el señor Corchuelos o con Comefierros incluidos… Entre miedos y risas pasamos un buen rato… justito, justito para irnos a dormir.
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