Al terminar las lecturas de la PAZ subíamos a clase y junto con nuestros compañeros de sexto y nuestras profesoras, cada día nos acercábamos a unos árboles que Judith nuestra profesora había pintado y colocado a la subida de las escaleras.
Íbamos pasando delante ellos y formulábamos deseos, deseos de PAZ que habíamos escrito en hojas recortadas en papel. Fuimos llenando la copa de los árboles con nuestros deseos. ¡Ojalá se cumplieran todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario