jueves, 30 de mayo de 2013

VIAJE A MÉRIDA

          Por fin llegó el día. El viaje programado a Mérida, tan deseado, tan ansiado... llegó. Amaneció un día fresco pero soleado y a las 8:00 de la mañana ya estaban todos puntuales en la estación de tren. Porque sí, íbamos a Mérida, en tren.
          Es una pena que un medio de transporte tan estupendo esté tan infravalorado en nuestra región... y muchos niños de las dos clases de 5º y 6º no lo habían utilizado nunca.
           Y si nosotros fuimos puntuales, el tren no lo fue tanto... pero por fin salimos de la estación... y nos faltó el tiempo para investigar todos los rincones del tren.

         En Mérida fuimos primero al Anfiteatro y Teatro romanos, donde teníamos concertada la visita. Algunos ya habíamos estado allí en otras ocasiones...
            Al salir nos encaminamos a la casa del Mitreo... y por poco no nos dejan entrar. Nos gustó mucho ver la distribución de la casa, de los baños, de los patios...
           En esa zona están los columbarios... monumentos funerarios distribuidos a lo largo de un paseo donde citas de escritores romanos nos hablan de la vida y de la muerte.

         La merendilla de media mañana nos la tomamos en la Plaza de España antes de dirigirnos a la Asamblea, pasando por el Arco de Trajano.




          En la Asamblea, Carmen, la Jefa de Protocolo nos estuvo explicando la importancia de que tengamos unos representantes para que elaboren nuestras leyes. También nos habló de las funciones de cada uno de los representantes del pueblo extremeño, de lo que hace el Presidente de la mesa, los Vicepresidentes y los Secretarios, y cuál es la función del Gobierno de Extremadura.

           Al salir de allí fuimos a ver el Puente Romano sobre el río Guadiana, y el Templo de Diana y el Foro antes de volver a la zona del Teatro y Anfiteatro para comer.

         Después de comer estuvimos disfrutando del relax de un parque antes de visitar el Museo de Arte Romano divididos en tres grupos.
         Terminamos nuestra aventura emeritense con algunas compras antes de volver al tren y llegar justo, justo, para que algunos se fueran a la feria porque era el Día del Niño.

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